Sobre la cuarta guerra en Gaza
Mahmoud Rabbani*
La Franja de Gaza es tan minúscula que apenas es perceptible
en la mayoría de los mapas. Además, ha estado bajo un estricto y castigado
bloqueo durante 15 años, y había sufrido tres
guerras. Cada metro cuadrado de su territorio está bajo vigilancia
israelí las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Los datos personales de
cada uno de sus residentes son conocidos por el gobierno de Israel.
En términos militares, las organizaciones palestinas en la
Franja de Gaza no se consideran particularmente sofisticadas, y sus armas y
equipos son en todo caso rudimentarios.
Sin embargo, durante once días y noches, el poderío combinado de los servicios
militares y de inteligencia de Israel no logró eliminar ni el liderazgo
político ni el militar de ninguna de las organizaciones palestinas, y
aparentemente no logró asesinar a un solo alto dirigente de ninguna de ellas. Además,
Israel no logró dañar significativamente la capacidad palestina de lanzar
continuamente salvas coordinadas de cohetes y morteros contra Israel, que han
continuado sin disminuir. El cese del fuego palestino que procedía de la Franja
de Gaza en la noche del 19 y 20 de mayo, y su reanudación coordinada en la
mañana del 20 de mayo también demuestran que Israel no logró interrumpir el
mando, el control y las comunicaciones de esta organización. Israel, además, se
abstuvo de utilizar su abrumadora ventaja militar para lanzar una invasión
terrestre de la Franja de Gaza por temor a pérdidas militares significativas.
Si las afirmaciones de Israel sobre la destrucción de una
red de túneles y búnkeres palestinos fueran siquiera remotamente precisas, los
líderes de las organizaciones palestinas estarían muertos y enterrados, sus
lanzacohetes pulverizados, el fuego de cohetes/mortero habría terminado- y
continuado sólo esporádicamente-, y los tanques israelíes marcharían libremente
a través de la ciudad de Gaza.
La pérdida de vidas civiles e infraestructuras ha sido
horrible, pero militarmente insignificante. Si el propósito era generar presión
popular sobre las organizaciones palestinas para que se adapten a los términos
israelíes, fracasó indiscutiblemente.
"El derecho de Israel a defenderse de los ataques con
cohetes desde la Franja de Gaza" lo ha traducido Israel en el derecho a
bombardear casas matando a muchos civiles, incluidos 64 niños con o sin sus
padres: 70.000 habitantes fuera de sus hogares; destruyendo centros de salud,
incluido el único centro Covid-19, 20 industrias civiles, 17.000 viviendas total
o parcialmente, incluidos torres con vecinos y medios de comunicación
internacionales, así como múltiples infraestructuras eléctricas, conexiones a
Internet, agua potable y aguas residuales (hay ahora 800.000 personas sin agua
potable). Han destrozado también tierras de cultivo, calles, incluidas algunas
que conducen a hospitales, causando escasez de alimentos, medicinas, agua,
electricidad y combustible.
Es un ataque a la vida del pueblo de Gaza para castigar la
demanda de una Palestina libre de ocupación, opresión y apartheid.
La operación "Guardián de los muros", como la ha
llamado Israel, ha sido claramente una debacle sin paliativos para Israel. Si
bien los líderes israelíes hicieron las declaraciones habituales sobre su
desempeño de haber superado sus
expectativas, aún no han identificado un objetivo concreto logrado por ellos.
En los próximos días y semanas podemos esperar que la red de túneles bajo la
Franja de Gaza se extienda varios cientos de kilómetros con cada nuevo
comunicado de prensa israelí. El victorioso Netanyahu aún no ha aparecido en
público para explicar el secreto de su triunfo. Los líderes militares, de
inteligencia y políticos de Israel ya están intercambiando recriminaciones, y
probablemente designarán un chivo expiatorio antes de que acabe el mes.
La ‘Operación Guardián de los muros’ fue también un fracaso
en un aspecto más fundamental. Los muros que Israel ha construido en el marco
de los acuerdos de Oslo para fragmentar al pueblo palestino y aislar a sus
diversas comunidades ya se estaban debilitando debido a las recientes acciones
de Israel en Shaikh Jarrah y el Haram al-Sharif (Mezquita del Aqsa). Su
alboroto en la Franja de Gaza acabó derrumbándolos. Los palestinos no han
estado tan unidos desde finales de la década de 1980. Las celebraciones en todo
el mundo palestino cuando entró en vigor el último alto el fuego no sólo se debieron al hecho de haber impedido
que la maquinaria de guerra de Israel lograra nada, también fue un festival de
unidad recuperada. Consolidar esta unidad y mantenerla operativa es el desafío
más importante al que se enfrentarán los palestinos en las próximas semanas.
En la arena internacional también le fue mal a Israel, su
insistencia en seguir adelante en Shaikh Jarrah y Gaza ha llevado a un abrupto
final la luna de miel con el presidente estadounidense Joe Biden. La iniciativa
progresista de suspender los envíos de armas a Israel en el congreso no
ocurrirá, pero sigue siendo un terremoto político Es poco probable que Biden
olvide que tuvo que dedicar más tiempo esta semana a hablar con y sobre
Netanyahu que a sus verdaderas prioridades, y que esto fue así porque la
política de Israel hacia los palestinos es inhumana.
*Catedrático universitario jubilado
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