PEDRO SÁNCHEZ SORPRENDE A TODOS
Hormigas Rojas
Los motivos y argumentos de la crisis del Gobierno no se
conocen en profundidad. Sin embargo, se pueden barajar diversas hipótesis:
fiasco político en la comunidad de Murcia, desplome electoral de Madrid,
encuestas desfavorables, pérdida de confianza en algunos ministros, ineficacia
en algunas áreas del Gobierno, desgaste general del Gobierno, necesidad de dar
un impulso a la segunda parte de la legislatura…
Lo más llamativo y difícil de explicar ha sido la salida del
exministro Ábalos (abandona también la secretaría de organización); así como la
salida de Iván Redondo, de la vicepresidenta Carmen Calvo; y, finalmente, del
inesperado cambio de cartera a la baja de Miquel Iceta. Además, también ha resultado
muy relevante la continuidad del área económica del Gobierno (Nadia Calviño ha
salido fortalecida y ocupa la primera vicepresidencia) y de los ministros de
Interior y Defensa. Al margen de la continuidad de los miembros de Unidas
Podemos con los que Pedro Sánchez se encuentra muy cómodo después de la salida
de Pablo Iglesias del Gobierno.
Esto sugiere una reflexión adicional orientada a reflexionar
sobre los problemas de todos los gobiernos de coalición con una mayoría exigua
en el parlamento: los relativos a la gestión, la eficacia y la potencial descoordinación.
Al deshacerse Pedro Sánchez de sus ministros incondicionales -y fieles
defensores de su proyecto-, ha puesto de manifiesto que no los considera las
personas más idóneas para desarrollar su programa político a lo largo de lo que
resta de legislatura. Como se puede observar, las nuevas incorporaciones son personas
jóvenes y con muy poca experiencia en asuntos de Estado, lo que significa que
el presidente asume riesgos en una situación extremadamente compleja en
términos políticos, económicos y sociales. En cualquier caso, esa es su
competencia y responsabilidad: elegir y coordinar el variado elenco de
ministros para ofrecer a la mayoría de los ciudadanos los resultados que éstos
esperan conseguir.
Desde luego, la remodelación confirma el poder absoluto de
Pedro Sánchez (todo indica que lo confirmará en el próximo congreso) y la
continuidad de su política económica y social. También los esfuerzos para
superar las diferencias suscitadas en las últimas Primarias: la
incorporación de Oscar López como jefe de gabinete del presidente del Gobierno
y el nombramiento de las ministras que provienen de Castilla la Mancha y Aragón
son destacables, lo que pretende consolidar la unidad interna y, por lo tanto,
recuperar el decaído protagonismo del partido oscurecido por la acción del
Gobierno.
Cinco asuntos importantes seguirán ocupando al Gobierno
después del verano: combatir la Pandemia y culminar la desescalada,
abordar los PGE-2021, repartir y gestionar los Fondos europeos, comenzar el
diálogo con la Generalitat de Catalunya y cumplir el Acuerdo PSOE-Unidas
Podemos (UP). Sin olvidar que el PSOE debe seguir preparando su congreso
previsto para el mes de octubre en la perspectiva de las futuras elecciones
generales.
La derecha no está dando tregua a los ministros (ni siquiera
los 100 días de cortesía) y seguirá arremetiendo con muy poco fundamento contra
el Gobierno, como así lo demuestra su reiterada oposición a la renovación de
los cargos caducados en las instituciones del Estado y su lamentable afán
revisionista de nuestra memoria histórica. En este contexto político, el PSOE y
UP deben asumir como irreversible la batalla dialéctica y, como consecuencia,
la ofensiva ideológica y cultural para revertir la tendencia marcada
actualmente por las encuestas. Ello exigirá desarrollar su programa y afianzar
un discurso de marcado carácter socialdemócrata. En este empeño, los sindicatos
y las fuerzas progresistas no pueden quedar al margen de la compleja situación
política y social, muy marcada, además, por los efectos negativos de la
Pandemia en la salud y la economía.
Concretamente, los sindicatos se encuentran en una auténtica
encrucijada. De entrada, deben asumir que una CEOE enrocada, previsiblemente,
no firmará ningún acuerdo sobre el SMI ni sobre la derogación de la reforma
laboral. En este supuesto: ¿exigirán al Gobierno que cumpla con sus
compromisos, al margen de los empresarios, en estos dos importantes asuntos? En
todo caso, los dos próximos años deberían estar presididos por el entendimiento
del Gobierno con los sindicatos y las fuerzas progresistas. Sería nefasto que
se dieran desacuerdos para el propio Gobierno, los sindicatos y, sobre todo,
para la izquierda y la aplicación de las políticas progresistas Al margen de
que ello también significaría dar de nuevo el poder a una derecha montaraz,
populista y reaccionaria. Veremos…
(Pedro Espino. Gabriel Moreno. Nina Ramírez. Antonio
Sánchez. Antón Saracibar. Juan Sotres. Ramón Utrera. Javier Velasco).
Comentarios
Publicar un comentario