PEDRO SÁNCHEZ SORPRENDE A TODOS

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 Hormigas Rojas                                 


La última remodelación del Gobierno ha sido una auténtica sorpresa para todos, prueba de ello es que todavía se sigue especulando sobre los motivos de ésta y no cesa la búsqueda de explicaciones sobre la salida y entrada de los ministros implicados. En todo caso, para conocer el verdadero alcance de los efectos de la remodelación deberíamos esperar a la clausura del próximo congreso del PSOE a celebrar en el mes de octubre.

Los motivos y argumentos de la crisis del Gobierno no se conocen en profundidad. Sin embargo, se pueden barajar diversas hipótesis: fiasco político en la comunidad de Murcia, desplome electoral de Madrid, encuestas desfavorables, pérdida de confianza en algunos ministros, ineficacia en algunas áreas del Gobierno, desgaste general del Gobierno, necesidad de dar un impulso a la segunda parte de la legislatura…

Lo más llamativo y difícil de explicar ha sido la salida del exministro Ábalos (abandona también la secretaría de organización); así como la salida de Iván Redondo, de la vicepresidenta Carmen Calvo; y, finalmente, del inesperado cambio de cartera a la baja de Miquel Iceta. Además, también ha resultado muy relevante la continuidad del área económica del Gobierno (Nadia Calviño ha salido fortalecida y ocupa la primera vicepresidencia) y de los ministros de Interior y Defensa. Al margen de la continuidad de los miembros de Unidas Podemos con los que Pedro Sánchez se encuentra muy cómodo después de la salida de Pablo Iglesias del Gobierno.

Esto sugiere una reflexión adicional orientada a reflexionar sobre los problemas de todos los gobiernos de coalición con una mayoría exigua en el parlamento: los relativos a la gestión, la eficacia y la potencial descoordinación. Al deshacerse Pedro Sánchez de sus ministros incondicionales -y fieles defensores de su proyecto-, ha puesto de manifiesto que no los considera las personas más idóneas para desarrollar su programa político a lo largo de lo que resta de legislatura. Como se puede observar, las nuevas incorporaciones son personas jóvenes y con muy poca experiencia en asuntos de Estado, lo que significa que el presidente asume riesgos en una situación extremadamente compleja en términos políticos, económicos y sociales. En cualquier caso, esa es su competencia y responsabilidad: elegir y coordinar el variado elenco de ministros para ofrecer a la mayoría de los ciudadanos los resultados que éstos esperan conseguir. 

Desde luego, la remodelación confirma el poder absoluto de Pedro Sánchez (todo indica que lo confirmará en el próximo congreso) y la continuidad de su política económica y social. También los esfuerzos para superar las diferencias suscitadas en las últimas Primarias: la incorporación de Oscar López como jefe de gabinete del presidente del Gobierno y el nombramiento de las ministras que provienen de Castilla la Mancha y Aragón son destacables, lo que pretende consolidar la unidad interna y, por lo tanto, recuperar el decaído protagonismo del partido oscurecido por la acción del Gobierno.

Cinco asuntos importantes seguirán ocupando al Gobierno después del verano: combatir la Pandemia y culminar la desescalada, abordar los PGE-2021, repartir y gestionar los Fondos europeos, comenzar el diálogo con la Generalitat de Catalunya y cumplir el Acuerdo PSOE-Unidas Podemos (UP). Sin olvidar que el PSOE debe seguir preparando su congreso previsto para el mes de octubre en la perspectiva de las futuras elecciones generales.

La derecha no está dando tregua a los ministros (ni siquiera los 100 días de cortesía) y seguirá arremetiendo con muy poco fundamento contra el Gobierno, como así lo demuestra su reiterada oposición a la renovación de los cargos caducados en las instituciones del Estado y su lamentable afán revisionista de nuestra memoria histórica. En este contexto político, el PSOE y UP deben asumir como irreversible la batalla dialéctica y, como consecuencia, la ofensiva ideológica y cultural para revertir la tendencia marcada actualmente por las encuestas. Ello exigirá desarrollar su programa y afianzar un discurso de marcado carácter socialdemócrata. En este empeño, los sindicatos y las fuerzas progresistas no pueden quedar al margen de la compleja situación política y social, muy marcada, además, por los efectos negativos de la Pandemia en la salud y la economía.

Concretamente, los sindicatos se encuentran en una auténtica encrucijada. De entrada, deben asumir que una CEOE enrocada, previsiblemente, no firmará ningún acuerdo sobre el SMI ni sobre la derogación de la reforma laboral. En este supuesto: ¿exigirán al Gobierno que cumpla con sus compromisos, al margen de los empresarios, en estos dos importantes asuntos? En todo caso, los dos próximos años deberían estar presididos por el entendimiento del Gobierno con los sindicatos y las fuerzas progresistas. Sería nefasto que se dieran desacuerdos para el propio Gobierno, los sindicatos y, sobre todo, para la izquierda y la aplicación de las políticas progresistas Al margen de que ello también significaría dar de nuevo el poder a una derecha montaraz, populista y reaccionaria. Veremos…

(Pedro Espino. Gabriel Moreno. Nina Ramírez. Antonio Sánchez. Antón Saracibar. Juan Sotres. Ramón Utrera. Javier Velasco).

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