OCUPACIÓN Y APARTHEID: MANIFESTACIONES DE VIOLENCIA
Mahmoud M. Rabbani
Catedrático universitario jubilado
Ante este estallido de violencia, las llamadas a la calma de
Washington y de otras capitales de la Unión Europea van acompañadas de la
invocación de la solución de dos estados, para poner fin a esta violencia que
parece interminable. Lamentablemente, la posibilidad de un Estado Palestino
viable en Cisjordania y Gaza se ha desvanecido hace mucho tiempo por falta de
un alto a la colonización israelí en Cisjordania, que está carcomiendo
incansablemente el territorio que debería haber constituido un Estado Palestino.
Y también por falta de acción de estas capitales que toleran, sin ninguna
sanción en contra, que Israel practique impunemente la colonización por derecho
divino y el apartheid en territorios ilegalmente ocupados durante 55
años. Estos hechos son vergonzosos e incomprensibles. ¿Será capaz la comunidad internacional
de hacer realidad un Estado Palestino en Cisjordania y Gaza con capital en
Jerusalén Este aplicando la legalidad internacional sobre la cuestión palestina?
¿O la solución pasaría por un Estado único en la Palestina histórica con
derechos iguales para palestinos e israelíes, ya que un estado de ocupación/apartheid
será un estado violento permanente no aceptable?
Desde la derecha política a la izquierda, con pocas
excepciones, el proyecto israelí consiste ahora en encerrar para siempre a los
palestinos de los territorios ocupados en guetos: (área A de Cisjordania, 20%
del total de su superficie) y en Gaza bajo bloqueo. Del mismo modo, se pretende
seguir asentando a cientos de miles de colonos en los territorios ocupados. Los
estados democráticos no pueden dejar al Estado israelí libre para hacer lo que le
plazca, como colonizar, oprimir perpetuamente y encerrar a la población
palestina indefensa llevando el problema a una degeneración explosiva. Se debe
cuestionar la estrategia israelí (¿un Estado judío israelí en toda la Palestina
histórica?) y las consecuencias del laissez-faire proisraelí. En otros
asuntos se habla sobre la moralidad y el derecho internacional y se ponen los
medios, incluso militares, para tratar de contrarrestar acciones ilegítimas.
Como el conflicto ha estado presente durante mucho tiempo,
algunos afirman que es imposible e inútil saber cómo comenzó y, consecuentemente,
encontrar una solución. Sin embargo, para cualquier problema es necesario conocer
su historia. Aquí, la respuesta es simple: en 1917 los partidarios del proyecto
israelí tuvieron el apoyo del ocupante británico, que era de facto un
opresor de los palestinos, para establecer un Estado exclusivo para los judíos
en un territorio donde el 93% de la población era palestina musulmana o
cristiana, en vez de un Estado democrático con derechos iguales para todos,
independientemente de su religión o raza. Por lo tanto, la causa del conflicto
es la decisión de los partidarios del proyecto israelí de tratar a los
palestinos como individuos sin derechos, inexistentes, y considerarlos enemigos
de dicho proyecto. Muchos lamentan no poder encontrar ninguna solución. Sin
embargo, mientras no se sancione el establecimiento de colonias israelíes, la
sociedad israelí no tendrá ninguna razón para cambiar su política y, por lo
tanto, renunciar a la colonización (en la historia de la humanidad, toda
colonización ha sido sinónimo de conflicto).
Un Estado es un proyecto político. El proyecto israelí,
tal como fue construido/pensado, excluyendo y oprimiendo a los palestinos, y
tal como se perpetúa, nunca será considerado legítimo por todos aquellos que
tienen un mínimo de pensamiento crítico. Cuando un objetivo es perjudicial para
otros debe ser modificado (el apartheid sudafricano era un proyecto
dañino y fue modificado).
Para combatir el racismo y el apartheid es necesario
ofrecer un objetivo y un valor positivos, es decir, la igualdad. Criticar la
política israelí sin promover el objetivo de igualdad está condenado a la falta
de entendimiento, a la desmovilización y, de hecho, al fracaso. "Igualdad
o nada", escribió con razón Edward Said. Los palestinos también tienen que
poder vivir en paz en su tierra con todos los derechos civiles y políticos.
Lo único que podría cambiar la opinión de la población
israelí sobre la cuestión palestina es una campaña internacional de sanciones
contra el Estado israelí mientras oprima a los palestinos (si la sociedad
israelí no quiere ser boicoteada, sólo tiene que dejar de oprimir a los
palestinos). Fue el método de sanciones lo que llevó a los partidarios del apartheid
sudafricano a cambiar de opinión. Este método llevaría a los israelíes a
admitir que el trato dispensado a los palestinos no es apropiado y conseguiría
hacer llegar a esta tierra el mensaje de la paz.
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