ÉTICA Y PODER: LA LECCIÓN DE ANTÍGONA

Antonio Mora Plaza Harían bien políticos, periodistas metidos a consejeros, incluso empresarios de alto copete de grandes empresas, que leyeran más –o algo– de literatura y algo menos de juego de tronos, menos McLuhan y menos contabilidad de ingeniería financiera. Por ejemplo leer a Sófocles, a Cervantes, a Kant y a los clásicos del llamado Siglo de Oro español, a Shakespeare, a Victor Hugo, etc. Y deberían hacerlo antes de llegar a acuerdos más o menos explícitos entre fuerzas políticas contrapuestas que derivan en leyes insostenibles con el tiempo, como por ejemplo el sistema tributario actual, la reforma del artículo 135 de la Constitución o las normas de elección de jueces para el CGPJ. Son solo algunos ejemplos en España pero que puede generalizarse para todo el orbe democrático y para gran parte de las leyes. Por ejemplo, debiera ser obligado antes de “aprobar” las oposiciones a político leer la Antígona de Sófocles, el Fuenteovejuna de Lope, el Alcalde de Zalamea de Calderón, ...