ESPERANZA YA NO SABE BAILAR CHACHACHÁ

Antonio Sánchez Nieto No sé por qué, las tres virtudes cardinales que nos enseñaron en la catequesis me evocan un grupo musical. Debe ser una encarnación laica de aquella representación espiritual. Algo así como “Las tres gracias” para un renacentista. La Fe, con aquello de creer en lo que no se ve, me parecía hermética, frígida e inaccesible, lo contrario que la Caridad, que, al incitar a amar al prójimo, a cualquier prójimo, resultaba demasiado promiscua; pero la Esperanza, la que sabía bailar chachachá, esa me parecía luminosa, alegre y me hacía soñar en un futuro opuesto a aquel desagradable presente. Y ahora me ha abandonado. Francamente, me siento un cornudo. Y os cuento cómo veo la cosa, para que me convenzáis de que estoy equivocado y que puedo recuperarla. Hubo un tiempo en que, después de una guerra que duró treinta años (con una tregua de veinte), vino un periodo que se ha llamado los treinta maravillosos , en el que la ...